Cuando se aprende a montar en bicicleta, ¿cómo se hace? No nos ponen sobre la bicicleta, nos muestran sus partes y funcionamiento y ya hemos aprendido, no. Cuando aprendemos es cuando montanos en bici, trastabillamos, nos caemos, nos levantamos y lo volvemos a intentar. Esto lo podemos extrapolar al resto de aprendizajes, para poder aprender, interiorizar, adquirir, integrar… debemos hacerlo, convertirnos en los protagonistas de la acción.
Partiendo de estas ideas, podemos avanzar hacia definiciones más técnicas de Aprendizaje y Servicio. Para ello nos volvemos a preguntar: ¿Qué es aprendizaje y servicio? Furco (2003) dice que se trata de una “metodología de enseñanza que enfatiza el aprendizaje académico de objetivos curriculares como objetivos de servicios mediante la realización de algún proyecto colectivo de colaboración con la comunidad". Tapia (2006) lo define como un “servicio solidario destinado a atender las necesidades sociales…protagonizado por el alumno (…)” . Ambos conceptos parecidos pero con distintas direcciones.
El aprendizaje y servicio se puede entender de diversas formas:
· Como “proyecto” , “experiencia” o “práctica” puntual que se lleva a cabo en un momento concreto y para hacer una determinada tarea (por ejemplo, para celebrar la semana cultural en un centro se hace aprendizaje y servicio).
· Como una “metodología” didáctica, aplicándola como una herramienta de utilidad.
· Como una nueva forma de educar. Cuanto más responda la escuela a las necesidades de la sociedad, mejor educará, por tanto, cuanto el aprendizaje y servicio permitirá una mejor educación.
Puede que el aprendizaje y servicio no nos parezca una práctica muy extendida o que no veamos ejemplos de este tipo de experiencias. Entre las muchas experiencias de aprendizaje y servicio que se están desarrollando, están las de “Conecta Joven” y “Tutores de Cuento”. En la primera de ellas trabajan jóvenes con un estigma social, fracasados del sistema social, y personas mayores, en riesgo de caer en la brecha digital. Los jóvenes actúan como maestros y enseñan a los mayores a usar las nuevas tecnologías. ¿Cómo repercute esto en la comunidad? Por un lado, los mayores ya no corren riesgo de quedar excluidos de ciertas actividades, por su lado, los jóvenes se ven capaces de hacer cosas, constatan que son valiosos. También repercute en la comunidad, beneficiándola al no tener población desfasada o metida en “problemas”.
Pero si hemos dicho lo que es, también debemos aclarar lo que no es. Aprendizaje y servicio no es voluntariado, pues en el primero de ellos, el APS, se planifica qué y cómo se va a aprender, y no sucede así con el voluntariado; tampoco es acciones solidarias, que tienen menos de servicio y de aprendizaje; y por último, tampoco es trabajo de campo, que tiene menos de servicio y más de aprendizaje.
La escuela es la responsable de fomentar la participación activa para lograr alumnos que cumplan en el futuro con sus derechos y deberes como ciudadanos. El artículo 17 de la LOE habla de esto, diciendo que todos los alumnos deben conocer los valores de convivencia de la sociedad y actuar de acuerdo a ellos. Pero, ¿cómo vamos a lograr ciudadanos, educar en la participación activa si no consideramos a los alumnos como ciudadanos?, ¿si no revisamos las capacidades de los niños? Los niños son ciudadanos, o al menos los son cuando nos interesa y para lo que nos interesa. Es necesario volver al punto de partida y revisarlo y ver de que son realmente capaces los alumnos.
El aprendizaje y servicio mejora la motivación, el compromiso con la educación, la conducta prosocial, la autoestima… Tiene impacto en alumnos, profesores, instituciones educativas y en las organizaciones de la sociedad civil que desarrollan este tipo de prácticas.
Podemos cerrar la síntesis de la ponencia con las palabras del ponente: el aprendizaje y servicio es una herramienta que será buena dependiendo de lo que queramos hacer. Creo que esta idea nos transporta de nuevo a los inicios del curso, cuando hablamos de las complejidades de la escuela como organización. En educación no hay fórmulas ni remedios misteriosos, nunca vamos a tener la absoluta certeza de que lo que ha funcionado en un centro lo vaya a hacer en otro. La escuela es una organización tan sumamente compleja, llena de persona, intereses, ideas, normas… que resulta imposible predecir nada con seguridad. El aprendizaje y servicio es una opción más, que dependiendo de las actividades y los contextos en lo que se esté trabajando podrá resultar útil o no.
En muchas ocasiones escuchamos como se habla de innovar y en la mayoría de los casos pensamos que se trata de algo totalmente nuevo y radical. Con la ponencia me he dado cuenta de que no hace falta ser tan radical. El aprendizaje y servicio no se basa en algo totalmente nuevo sino en darle un nuevo giro a lo que ya nos suena: la apertura del centro a la comunidad del que tanto hemos hablado en el aula. “Es una experiencia innovadora, pero al mismo tiempo repleta de componentes muy familiares: el servicio voluntario a la comunidad y, por supuesto, el aprendizaje de conocimientos, habilidades y valores que desarrollan la escuela y las instituciones educativas no formales “ J.M. Puig Rovira y J.P.Rodríguez (Rasgos pedagógicos del aprendizaje-servicio, Cuadernos de Pedagogía, 2006).
En la mayoría de las ocasiones los trabajos que hacemos acaban olvidados en un cajón después de que hayamos recibido la nota por ellos. De esta forma, el trabajo no tiene una utilidad aparente más que la obtención de una nota, ¿no sería más provechoso hacer trabajos que si beneficiaran a la comunidad? El beneficio que reporta para todos el aprendizaje y servicio ha sido una de las cosas que más me ha llamado la atención de esta metodología.
Como siempre gran parte de las innovaciones tienen su piedra angular en el profesorado. En este caso, como en tantos otros, el profesor va a ser una pieza fundamental, primero va a tener que empaparse bien de lo que es, de lo que significa y de lo que supone el aprendizaje y servicio y después tendrá que llevarlo al centro, planteárselo al resto de los profesores, puesto que considero que es una labor de grupo, que debe hacerse en equipo. Este es el momento en el que el profesor se puede encontrar con una doble resistencia: profesores que no quieren participar en este cambio, que se posicionan en contra, y aquellos otros que se niegan a abrir el centro al entorno. También podríamos entenderlas como una única resistencia porque como hemos dicho más arriba el APS debe estar al servicio de la comunidad y si no es así, no será APS, será otra cosa. Va a ser fundamental que el profesor que plantee esta forma de trabajo sepa transmitirla bien a sus compañeros, como hemos visto durante el cuatrimestre, a veces es mejor esperar algo de tiempo para que esta forma de trabajo cale entre los profesores, antes que ponerse a trabajar con ella con muy poco apoyo.
Hemos hablado en clase sobre las diferentes formas de integrar a las familias en la escuela, pero con el APS se busca una mayor inclusión, una mayor relación con el contexto, no se limita a las familias sino que incluye a toda la comunidad. En el mismo artículo que he citado antes de Cuadernos de Pedagogía, dicen que “el APS se propone llevar a cabo un servicio auténtico a la comunidad que permita aprender y colaborar en un marco de reciprocidad”. El APS tiene un beneficio doble, se ofrece algo a la comunidad y la escuela también consigue algo, ayudando a sus alumnos a conseguir otros tipos de aprendizajes, con una carácter más práctico y social, a la vez que los profesores van avanzando como docentes.
Siempre va a haber profesores que no estén de acuerdo con esta forma de trabajo. Es un cambio, y reconozcámoslo, el cambio no sienta bien en algunos sectores de la escuela. Habrá quienes hayan sido formados en la idea de que la educación es una tarea individual, de modo que el trabajo en grupo sea para ellos un imposible o una pérdida de tiempo de modo que una opción como el APS va a ser inconcebible. Me parece un cambio importante y por ello es probable que se encuentre con bastante resistencia aunque también es cierto que depende del clima de cada centro, y es más que obvio que un centro que esté abierto al cambio es mucho más posible que contemple el APS como una posibilidad real.
En algún momento de la exposición el ponente ha hablado del cambio que el APS supone en el espacio. Los espacios de los centros escolares de nuestro país están limitados a las actividades del centro, cuando acaba la jornada escolar después de las actividades extraescolares el centro se cierra y no se puede disfrutar de las instalaciones. ¿No sería beneficioso para la comunidad poder disponer de esas instalaciones? Pero en lo que concierne al APS creo que supone “romper” con el espacio establecido y también con los centros, supone salir fuera y que los además entren de fuera.
Sobre el APS me intriga el tema de la evaluación, ¿cómo se hace? Hay que hacer una evaluación a los alumnos, a los profesores, a los resultados, a la organización… ¿bajo qué criterios? Se trata de una forma de trabajo que persigue metas planteados en la LOE pero que no lo hace de la forma tradicional, con los alumnos en clase y el profesor llevando el mando de la clase, quizás de ahí vengan mis dudas con la evaluación.
Una presentación novedosa y atractiva siempre constituye un elemento motivador. El ponente ha usado una presentación en prezi, rompiendo con la tónica de las anteriores ponencias, todas en PowerPoint, y además combinando colores, imágenes, transiciones llamativas, diferentes formatos… El protagonismo de la ponencia no ha estado en la presentación prezi, en ella sólo estaban las ideas principales; sino que lo verdaderamente importante estaba en lo que el ponente decía, siendo así la presentación un apoyo. Esto ha supuesto una menor cantidad de información y una mejor asimilación de la misma, pues se daba la información más vital y se repetía en varias ocasiones y de diferentes formas, convirtiéndose así en un recurso para la retención de la información. En ocasiones se pierde de vista cual es el objetivo de los PowerPoints y demás recursos, que no es otro que servir de guía, una presentación no tiene que ser una copia y pega de un libro.
A veces ocurre que al ir a una conferencia te sientes algo “incómodo” por la rigidez del ponente y su lenguaje y explicaciones técnicas, en otros casos el tono de voz de una persona te acaba por aburrir. En este caso, el ponente ha decidido convertir la ponencia en un espacio más flexible y abierto en el que los asistentes teníamos la opción de participar, en ocasiones me parecía que estábamos en clase y ha sido algo que me ha gustado pues en otras conferencias estás más “tenso” y rígido.
El ponente ha usado el micrófono para que le pudiéramos escuchar sin problemas. Pese a la advertencia inicial de Gonzalo, el ponente, de que era probable que no le entendiéramos en algunos casos y que ante tal situación le parásemos y preguntáramos, no he tenido problemas para entender su discurso. Esto ha estado motivado no sólo por el uso del micrófono, sino también porque al estar más cerca del público su voz nos llegaba sin problemas y además cuento con la ventaja de estar acostumbrada a escucharle en clase. Así pues, he seguido la ponencia sin problema alguno.
Las preguntas al público han sido uno de los recursos más empleados. En mi opinión servía para dos cosas al ponente: para saber que la gente entendía las cosas y para evitar la pérdida de atención. Al contario que en las ponencias anteriores, las preguntas no se limitaron al turno de preguntas del final de la charla ni a una pregunta inicial, sino que han sido constantes a lo largo de toda la ponencia. Me ha gustado que haya repetido en varias ocasiones si todo iba bien hasta el momento, si lo habíamos entendido, si teníamos alguna duda…
Creo que de los ponentes que hemos tenido hasta ahora ha sido el que más ha pensado en el público usando todos los recursos a su alcance para atraer y mantener nuestra atención, además no ha tratado de “inflarnos” a información, sino de “lanzar en anzuelo” , es decir, darnos a conocer esta herramienta y ver quienes de nosotros nos sentíamos atraídos por ella y la comenzábamos a vislumbrar como una posible opción una vez que nos incorporemos al trabajo en los centros.
Cuando alguien cree en lo que expone se nota, pues se defiende de otra manera. Gonzalo ha presentado el tema de una forma breve, clara y concisa (salvo el primer punto de la ponencia). No ha permanecido sentado sino que se ha ido desplazando por una parte del auditorio, dirigiéndose a nosotros con cierto tono de humor, narrando alguna anécdota y casos reales de forma que como futuros docentes nos sintiéramos más atraídos hacia la ponencia. Este continuo movimiento, además de permitir que su voz llegase mejor a nosotros, ha transmitido sensación de cercanía entre el ponente y el auditorio, se dirigía a nosotros en concreto y nosotros lo sentíamos, en algunas ponencias parecía más bien como un discurso lanzado hacia la multitud pero sin intención de establecer relación con el auditorio (como en la ponencia de la PGA y la interculturalidad).
Se habla mucho en la escuela en la inclusión, durante estos tres años de carrera hemos oído hablar sobre ella en innumerables ocasiones pero ha sido hoy cuando por primera vez nos han hablado de aprendizaje y servicio. Considero que como futuros docentes es necesario conocer este tipo de metodologías que nos ayuden a pensar en qué tipo de alumnos pretendemos conseguir y en cómo lo vamos a lograr. El APS es una práctica inclusiva y hasta ahora sólo la conocíamos “de oídas”.