Los centros no están definidos únicamente por las declaraciones formales y oficiales sino que gran parte de lo que son viene determinado por aspectos informales e implícitos, no recogidos en ningún documento oficial pero que condicionan las formas de trabajar, de relacionarse, de organizarse… No podemos entender la escuela sin ninguno de estos dos elementos: lo formal y lo implícito, sino que la interacción entre ambos es lo que determina una escuela.
La organización escolar esta dividida en varios ámbitos o dimensiones: estructural, relacional, cultural, procesual y del entorno. Todas ellas se relacionan y condicionan las otras produciéndose una especie de “feedback”. Estas dimensiones hacen de los centros escolares una organización compleja.
La dimensión estructural, supone la existencia de una estructura organizativa formal, haciendo referencia a cómo están organizadas las escuelas. La estructura de nuestro sistema educativo establece que la Educación Primara está compuesta por seis cursos, que cuentan con unas determinadas asignaturas, horarios, edades… esto es de obligado cumplimiento para todos los centros, y los centros lo llevan a cabo pero adaptándolo a sus características.
Los elementos que configuran la dimensión formal son los roles, las unidades organizativas, los mecanismos formales de la organización destinados a que los individuos se relacionen entre sí, las estructuras de las tareas, la estructura física del centro, los espacios, los materiales… Todos estos elementos van a condicionar el resto de dimensiones, un ejemplo claro de esto, dependiendo de cómo tengamos organizado el aula podremos hacer unas actividades y no otros, si tenemos un aula con mesas de pala será muy difícil trabajar en grupo. En conclusión, la dimensión formal hace referencia a las disposiciones mínimas planteadas por la ley sobre cómo organizar la educación.
La dimensión relacional se refiere a las relaciones que se establecen en el ámbito de la escuela y las que se va a acabar basando la escuela, en la interacción y comunicación entre personas. Esta dimensión no sólo esta determinada por las relaciones profesionales, sino que también lo está por las relaciones personales. La convivencia de personas supone ideas, valores y creencias diferentes que en ocasiones pueden llegar a chocar y provocar conflictos pero lo que hay que hacer es llegar a acuerdos, trabajar en equipo y consensuadamente para así lograr un buen clima de trabajo y poder educar mejor.
En la dimensión procesos nos encontramos con que los centros escolares llevan a cabo diversas actuaciones y procesos muchos de ellos relaciones con los procesos de enseñanza aprendizaje y por ende, ligados al curriculum. Para que un centro escolar pueda funcionar, y hacerlo bien, es necesario poner en marcha procesos organizativos; procesos que, por otro lado, no están al margen del resto de dimensiones sino estrechamente ligado a ellas. Para seleccionar estos procesos debemos tener en cuenta las personas, el clima, las estructuras…
El ámbito escolar esta compuesto por multitud de personas, todas ellas diferentes y en consecuencia con distintas ideas, creencias, valores, etc. Muchos de estos valores e ideas no están plasmados en documentos sino que son implícitos y suponen parte vital de la vida escolar (cómo se entiende la sociedad, la escuela, cómo nos relacionamos con los demás…), no haciendo referencia a lo que cada uno de los miembros de la escuela opina, cree o defiende sino referidos a la cultura del centro, esto es la dimensión cultural.
La escuela, por tanto, es la suma de relación y estructura, y esta suma da como resultado una forma de entender el mundo.
Los centros escolares deben estar en constante interacción con el entorno, pues la escuela no se queda sólo en un el ámbito educativo sino que tiene que ver con una red de relaciones y un sistema político, social y cultural. Los centros no deben permanecer ajenos a lo que pasa en el entorno, ya sea mediato o inmediato.
Unas de las razones por las que la escuela es una organización tan compleja es porque en ella intervienen muchas personas, todas ellas distintas, y las ideas o aportaciones de cada una de ellas va a influir no sólo en la organización del propio centro, sino también en la propia educación de los alumnos. Los valores y creencias de todas estas personas es muy probable que originen un conflicto y en los centros siguen viéndose los conflictos como algo negativo, como algo que hay que evitar porque supone tiempo y esfuerzo, es más fácil dejar algo pasar o estar falsamente de acuerdo, todo con tal de evitar una dificultad.
Otras de las complejidades de los centros están en que tiene una gran cantidad de demandas, muchas de ellas ambiguas y algunas incluso contradictorias. Ante tales demandas se hace evidente la necesidad de reunirse y adoptar determinadas posturas, algo que resulta complejo y que en ocasiones se evita, eludiendo la reflexión y el análisis.
Todas las dimensiones son importantes pero me gustaría señalar la importancia de la dimensión estructural, pues me parece la base para todas las demás. Por hacer la comparación, esta dimensión sería el suelo sobre el que se cultivarían el resto de dimensiones. Si es un suelo fértil y cuidado, es decir, si la organización de los centros se ajusta a la sociedad, es probable que haya se condiga una buena no cosecha, es decir, que las condiciones del resto de dimensiones sean positivas. Pero como se dice en el texto “ si nos centramos sólo en lo estructural conoceremos el andamiaje, pero no llegaremos a conocer cómo son y funcionan los centros escolares por dentro”. Esta última idea nos hacer ver que todas las dimensiones y aspectos del centro deben estar interrelacionados y que el conocimiento aislado de cada uno de ellos no nos va dar una visión ni completa ni real del centro.
La escuela es una organización que se caracteriza por su continuidad en el tiempo, la sociedad en el pasado le pidió unas cosas a la escuela, algunas de ellas se las siguen pidiendo pero también verdad que hay muchas nuevas necesidades. Así pues, la escuela no puede evitar el cambio. De esta continuidad de la escuela en el tiempo también se deriva que las exigencias de la sociedad se van a mantener sin tener en cuanta las características de los profesores. Esto pone de relevancia la importancia de la formación del profesor. Está claro que nadie va a salir de la facultad totalmente formado, si tuviéramos esa idea quedaría patente que no hemos entendido qué es ser profesor, pero si es necesario que se salga de la facultad con una base y que después el nos sigamos formando. No podemos conformarnos con trabajar siempre de la misma forma pues sería ir dos pasos por detrás de lo que la nueva sociedad nos pide.
En los centros conviven un número de profesores, mayor o menor dependiendo del centro, y entre ellos se establecen relaciones profesionales e informales. Resulta complicado separar estas relaciones pues los maestros tiene un contacto directo y continuo. Cada uno de nosotros se crea una opinión del resto, ya no sólo como profesional sino como persona. Estas opiniones personales que tenemos sobre los compañeros se pueden entrometer en los aspectos docentes y más “formales”, provocando en algunos casos que por algún tipo de enemistad no se apoye una idea o proyecto a pesar de ser buena. Así pues, resulta complicado separar la opinión personal del trabajo en el centro, la objetividad es un reto difícil. Estas relaciones entre profesores van a crear un clima en el centro, que positivo o negativo, va a influir en el centro (cómo se organizan los docentes, si trabajan en solitario o en grupos, si se apoyan los cambios…).
Se considera fundamental que los centros estén abiertos al entorno pero esto no ocurre, hay un muro entre la realidad social y la escuela y pocas las ocasiones en las que se consigue traspasar; derribar ese muro queda aún lejos tal y como se están organizando en la actualidad la mayor parte de los centros y de las aulas. Se abre así una gran brecha entre la sociedad, el mundo, y la escuela. Sería mucho más beneficioso para le escuela estar abierta a la comunidad y formar ciudadanos, gente que sepa qué es el mundo, qué es la realidad y que disponga de los recursos necesarios para ser un buen ciudadano. En mi opinión, es un tema de costumbres y de comodidad, si la escuela ha estado cerrada al entorno durante treinta años, ¿por qué cambiarlo ahora? Abrirse al entorno va a suponer realizar cambios y parece que eso es a lo que se tiene miedo lo que no deja de resultarme totalmente chocante pues si la escuela está formando a los buenos ciudadanos del futuro (ya son ciudadanos en formación) ¿Qué clase de ciudadanos va a formar si no tiene en cuenta lo que la rodea?