6/13/2011

La comunicación con las familias



En nuestra sociedad existe la necesidad de integrar a los padres en el aula, siendo esta una de las asignaturas pendientes de la escuela.

Las causas más comunes para que no se integre a las familias en la escuela son el miedo, la inseguridad, la incomodidad… Si estuviéramos seguros de lo que hacemos no habría porque tener miedo a abrir las puertas del centro a los padres.

 La mayoría de los padres tiene ideas obsoletas acerca de la escuela, guarda recuerdos de cuando ellos eran niños y piensa que la escuela aún funciona así. Esto hace que se produzca un desfase mayor entre escuela y padres. Será tarea del profesor educar a los padres para que sepan valorar la labor del profesor y de la escuela. Integrando a la familia en la escuela se va a lograr una mejor educación de los alumnos.
Es tarea obligada de cada escuela la de buscar recursos para conectar con las familias (presentar al tutor, informar sobre aspectos positivos de la escuela) de forma que mejore la impresión que las familias tiene acerca del centro escolar. La escuela debe plantearse ámbitos en los que aceptará la colaboración con las familias.
Si las familias están presentes en la escuela se va a conseguir una mejor imagen y consideración social, estableciéndose las bases para una buena relación que facilite el aprovechamiento de los recursos que las familias pueden aportar.
Es fundamental que las familias conozcan los espacios de la clase donde sus hijos van a estar y la estructura temporal que se va a seguir con normalidad. Deben conocer otros aspectos como: los rituales de entrada y salida del aula, los horarios, las formas de trabajo… La primera reunión será fundamental, se deberá transmitir una imagen positiva y dar a los padres la confianza para preguntar las dudas que le vayan surgiendo.
Desde hace ya un tiempo los profesores de la escuela pública han dejado de hacerse valer pues tienen su puesto asegurado.
Algunas formas de conectar la escuela con la familia es que los niños se lleven a casa los trabajos que hacen en clase, hacer fotos de la clase, vídeos para mostrar como funciona la clase…
Los padres depositan confianza en los profesores creyéndoles profesionales competentes en quienes pueden encontrar apoyo para educar a sus hijos.
Creo que hoy en día es necesario integrar a las familias en la escuela pues es una forma de mejorar la educación de los alumnos. Si se hace un continuo entre escuela y familia, los padres saben qué y cómo se trabaja en el aula, estableciéndose unas pautas comunes sobre la educación de los alumnos. Pero claro, la integración de las familias en la escuela debe estar bien planificada y organizada. Hay que tener en cuenta cómo, cuándo, dónde… No se trata de meter a los padres en la escuela de cualquier forma sino de ver donde esa integración resulta más beneficiosa. En mi segundo período de prácticas estuve en un centro en el que el AMPA tenía mucha presencia y tomaba parte en muchas actividades (fiestas señaladas, actividades extraescolares, participación en actividades de aula…), incluso disponían de una sala para sus reuniones. Al llegar al centro noté que algunos profesores no estaban de acuerdo con esta presencia constante en el centro, pues los padres al tener un lugar específico en el centro, se paseaban por todo él con demasiada confianza, tomándose incluso la libertad de preguntar a los profesores que estaban haciendo durante su horario de trabajo. En un claustro se debatió sobre la posibilidad de permitir a las familias entrar a las actividades del centro, cuando hacerlo y bajo que criterios. Hubo variedad de opiniones pero la mayoría apostaba porque las familias entrasen al centro para actividades puntuales y cuando fuese requerida su presencia. Se habló de la posibilidad de redactar un documento que se entregase a las familias y en el que se recogieran los criterios que regirían la participación de las familias en la escuela. En este caso hubo muchas opiniones que expresaban su descontento por tener que dar explicaciones a las familias.
A partir de esta situación me paré a pensar más detenidamente sobre el papel de la familia en la escuela. Coincido con el texto en que debe ser más relevante, pues hasta ahora es escasa, pero creo que es importante establecer unos límites. No se puede permitir que las familias dirijan nuestra forma de trabajar, ni que una madre le pregunte a una profesora por qué no está a las once de la mañana dando clase. Creo que se trata de una falta de respeto decirle eso a un maestro. Se trata de que familias y escuela trabajen juntos, vayan de la mano, no de que unos juzguen a otros.


Teniendo en cuenta la formación que hemos recibido durante estos años, noto una grave carencia en torno a este asunto. Nadie nos ha ayudado a saber como trabajar con las familias, nadie nos ha presentado opciones. A un profesor se le prepara para trabajar solo, sin contar con la familia, el resto de compañeros, la comunidad… No hay más que echar un vistazo a nuestros planes de estudio para ver que la familia es algo totalmente secundario. En muchas asignaturas se nos ha dicho que las familias son muy importantes para la educación de los hijos pero no se nos ha explicado bien el por qué.
A lo largo de la asignatura hemos visto como la tarea de educar no le corresponde sólo a un profesor, sino que debe ser una tarea colectiva que implique al resto de la comunidad educativa. A nosotros, los profesores o futuros profesores, se nos prepara para trabajar solos, sin ayuda de nadie, y para trabajar esencialmente aspectos académicos, con poco espacio para temas sociales. ¿Para poder favorecer la integración de las familias no sería recomendable educar a los profesores en ello? Si se nos dotase de las herramientas sociales necesarias para ello, la integración de las familias en la escuela mucho más sencilla.
Como ya se ha comentado en el texto no hay transparencia en la escuela, los padres no saben qué se hace en ella, cómo se trabaja… Esto contribuye a que se creen o refuercen estereotipos acerca del profesor de escuela. En la mayoría de las ocasiones estos estereotipos son negativos, generalizando los fallos de algunos profesionales al resto. ¿Se han “ganado” los profesores esos estereotipos?  Creo que en parte sí pues un sabiendo que existen no se ha hecho nada por ponerlos solución. Sigue habiendo un muro entre familia y escuela, los padres no saben qué hacemos con los alumnos y se basan en aquello que ellos vivieron treinta años atrás para juzgarnos ahora. Si les diéramos la oportunidad de conocer el trabajo en el aula creo que su opinión cambiaría para mejor. Pero como ya hemos visto en otras ocasiones, un profesor se ocupa de su clase y nadie más entra mientras él está allí además no se aceptan las críticas de los demás, da igual que sean constructivas, no creemos que otro maestro tenga el derecho a juzgar nuestro trabajo. Creo que muchos profesores temen la opinión que puedan tener las familias sobre su labor así que impidiéndoles que conozcan lo que hacen creen impedir esa crítica, aunque lo que de verdad se consigue es el refuerzo de los estereotipos. El profesor debe ganarse a las familias, no sólo por al opinión que vayan a tener de él sino porque en el futuro puede ser muy posible que se necesite la ayuda de las familias  y de que estas no la presten porque nunca han tenido voz en la escuela. Resulta muy fácil en estos casos para los profesores quejarse de la nula o escasa participación de las familias. Como dice el refrán popular “para recoger hay que sembrar”. Cuando el profesor se gane a las familias entonces sí, podrá  pedir su colaboración.
Otra de las ideas que más me ha sorprendido ha sido que en los centros públicos los profesores dejan de preocuparse por mostrar su trabajo pues tienen ya la plaza fija  y nadie les puede echar. Esto habla bastante mal de los maestros  y deja claro su perspectiva sobre la educación y su papel en ella. Si la sociedad es cambiante y estos cambios afectan a la escuela, parece normal que se generen nuevos conflictos que van a requerir distintas intervenciones del profesorado. Un profesor no puede estar toda su carrera haciendo las mismas cosas, de la misma manera y sin preocuparse por las familias, pues es probable que no pueda solucionar parte de los conflictos que se le plantean y que pierdan prestigio como profesionales, al quedarse anclados siempre en el mismo punto.

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